viernes, 7 de octubre de 2016

LAS NUEVAS GENERACIONES DE JÓVENES

INTERESES:

Pues los jóvenes de este siglo 21 estay muy despiertos en muchos aspectos desde una edad muy temprana, y eso tiene ventajas y desventajas. Los jóvenes de ahora se dejan llevar muy fácilmente por lo que ven, desean o escuchan. No pensando en las consecuencias de ciertas decisiones en sus vidas que traerán consecuencias en un futuro, como por ejemplo: ya no se casan ahora se juntan, se les hace muy fácil salirse de la escuela, y después no encuentran trabajo.
La falta de oportunidades educativas, laborales y sociales ha hecho de los jóvenes que no estudian ni trabajan Seres sin sitio social, sin coordenadas sociales a dónde ir, afirmaron especialistas en estudios de juventud y enseñanza. Esa condición, aseguraron, nada tiene que ver con estigmas o minimizar las labores domésticas. Son jóvenes a los que el Estado no ha dado futuro.

RELACIÓN CON LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS:


El trato de la sociedad con las tecnologías, siempre ha tenido como soporte natural la relación que tienen las mismas con la juventud, principal sostén y consumidor de ellas, lo que hace que conocer cuál es la intimidad que los jóvenes tienen con ellas, sea fundamental para los padres del siglo XXI
 
Un estudio efectuado por la Universidad de Palermo (UP) y TNS Gallup, denominado “La Voz de la nueva Generación”, acerca las inquietudes, las actitudes, los valores, opiniones y comportamientos de los adolescentes y jóvenes argentinos. El estudio fue realizado en la población de 10 a 24 años mediante 895 entrevistas cara a cara en hogares de todo el país, que intenta arrojar luz sobre este segmento etáreo, generalmente relegado como target de investigación. 
 
Una de las partes de este estudio, invita a ver una realidad que crece día a día entre los jóvenes argentinos, como lo es la relación que éstos tienen con la tecnología. Indagados sobre cómo describirían su relación con la tecnología, 6 de cada 10 entrevistados (59%) afirma que logra “mantenerse al día” y casi uno de cada 10 (7%) se considera “pionero” o “de avanzada”. La proporción de jóvenes que se siente “atrasada” en lo que a tecnología se refiere es de todas formas significativa: el 31% de la población estudiada.
 
Al analizar los estratos sociodemográficos, es interesante destacar que crece la proporción de quienes dicen estar “atrasados” respecto de la tecnología entre las mujeres (33% contra 29% entre los hombres), los jóvenes de menor nivel socioeconómico (40% contra 20% entre los niveles medios y 10% en el nivel alto) y en el interior del país (33% contra 25% en la Capital Federal).
 
Se les pidió a los jóvenes  que ordenen de primer a tercer  lugar la televisión, el teléfono celular y la computadora, de acuerdo a la importancia que tienen en sus vidas. De sus respuestas surge que el teléfono celular lleva la delantera recibiendo la mayor cantidad de menciones (40%). En segundo lugar sigue la televisión (34%) y finalmente, la computadora (23%). 
 
El celular es el bien más preciado en casi todos los segmentos con tres excepciones. Los jóvenes de clase baja y los más chicos (10-13 años) priorizan la TV y los residentes de Capital Federal destacan la computadora. En la clase alta y media alta, si bien el celular aparece en primer lugar, la computadora tiene muchos más fanáticos que la TV. 
 
Para comprender la extensión del uso del celular en nuestros jóvenes basta destacar que 9 de cada 10 entrevistados (91%) afirmó haber enviado un mensaje de texto. Este  uso de la telefonía celular es ampliamente mayoritario en todos los segmentos y tiende a crecer con la edad (81% entre los chicos de 10 a 13, 94% entre los de 14 a 17 y 96% entre los de 18 a 24) y a decrecer a menor nivel socioeconómico (97% entre los chicos de mayor nivel, 95% entre los de nivel medio y 88% entre los chicos en la franja socioeconómica más baja).

RELACIÓN CON LA NATURALEZA

La naturaleza no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la naturaleza.

Los excursionistas somos por lo general amantes de conocer el mundo, otros lugares, otras culturas, amantes de la naturaleza, nos gusta disfrutar la vida al aire libre, observar la fauna, la flora, los ríos, lagos, mares, caídas de agua, admiramos la particularidad de los ecosistemas de cada lugar, etc.

Si bien el excursionismo se caracteriza por la libertad de hacer y convivir con la naturaleza, también debemos tener en cuenta que la libertad implica el respeto a lo que nos rodea. Hay reglas simples que se basan en cuestiones éticas y morales, en pura y simple lógica, que el ponerlas en práctica no son una limitante sino un seguro de que nosotros también recibamos un trato respetuoso y contribuyamos a conservar los lugares que tanto disfrutamos.

La regla mas simple es: dejar el lugar como a nosotros nos gustaría encontrarlo,
por lo que no basta con no ensuciar, a veces hay que enmendar lo que otros menos
cuidadosos dejaron tras de sí.
Cuando se sale a la naturaleza se intenta escapar de radios, televisores, maquinitas de videojuegos, armas de fuego, etc., hay que intentar no dañar el entorno, se debe respetar el bosque porque somos invitados a un lugar que no es nuestro.

Moverse por la naturaleza requiere una atención especial; no podemos ir pisoteando todas las flores, rompiendo ramas o acosando a las criaturas que nos encontramos. Hay quienes arrancan flores que se marchitan antes de llegar a casa y cuyos cadáveres son abandonados a medio camino, con ello no solo mataremos la flor, sino que interrumpimos su ciclo impidiéndolo cumplir su objetivo y privando a otros caminantes de su belleza. Otra práctica no recomendada es abrirse camino a machetazo destrozando la vegetación sin necesidad. Debemos caminar por senderos, con esto también evitamos erosionar las zonas limítrofes conservándolas intactas. No debemos levantar ni mover piedras o troncos, pues constituyen el techo de pequeños ecosistemas que no sobrevivirán de otra forma. Además, debajo de estos lugares puede haber criaturas peligrosas como serpientes o arácnidos...



¿CÓMO SON LOS AMBIENTES DE TRABAJO?

Junto con la consideración del concepto de juventud y los diferentes modos de ser joven, es posible encontrar numerosos análisis que establecen, además, vinculaciones con el mundo laboral.
El problema de la inserción laboral deriva básicamente de la incapacidad del sistema socioeconómico para generar suficiente cantidad de puestos de trabajo. Esto ha traído, como consecuencia, una mayor dedicación a los estudios por parte de los jóvenes, que aparece como la opción más legítima de ocupar el tiempo disponible, no sólo avanzando en los niveles superiores, sino reincidiendo en el mismo cuando no se han conseguido los resultados deseables.
El papel del trabajo como eje nuclear en el que se articula la sociedad es una característica propia de la llamada modernidad. En la etapa del industrialismo, el trabajo se convirtió en la condición y en el fundamento del progreso, que incitaba al hombre a la construcción y búsqueda de una autonomía laboral y social, de suerte que la integración al mundo del trabajo, en particular en determinados sectores profesionales se convierte en una importante fuente de dignificación personal (Annie Jacob, 1992; Pérez, 1996). Y, aunque en la llamada pos-modernidad, parece tender a modificarse la importancia o el significado que se le atribuye, resultando numerosos los autores que vislumbran nuevas formas para la sociedad del próximo milenio, esta inserción continúa teniendo un importante carácter simbólico como principio legitimador dentro de ella, acentuándose aún más en períodos de crisis estructural del empleo como la que se vive actualmente, en donde las personas se ven enfrentadas a una notable contradicción: por un lado el papel del trabajo como ámbito de dignificación personal -que ya mencionamos- y, por el otro, la profunda precarización de las condiciones en el ejercicio de dicho trabajo.
Esta misma contradicción es la que se les plantea a los jóvenes frente a la permanencia del papel nuclear de la actividad laboral como fuente de identidad y reconocimiento social, y su incierta situación a nivel cuantitativo y cualitativo en el mercado de trabajo. Como consecuencia de esta incongruencia entre los referentes axiológicos y normativos y las situaciones reales aparece -en las sociedades urbanas- la tendencia al alargamiento de la etapa de dependencia de los jóvenes con respecto a los adultos, en razón, precisamente de las restricciones que existen para la entrada a los mercados de trabajo formales y la desorganización de los mercados informales. Entre los 12 ó 14 años y los 18 ó 21 se establece un lapso de gran indefinición a la vez que de enormes obstáculos para la inserción creativa y positiva de los jóvenes en el mundo laboral y la sociedad. (Ibarrola y Gallart, 1994, p. 32)
Frente a tal situación tienden a configurarse imágenes de la juventud en las que priman o bien procesos de victimización (dada la imposibilidad que se les presenta para acceder al rol adulto, habida cuenta de la desfavorable situación que adquiere para ellos el mercado de empleos, los jóvenes aparecerían como víctimas sociales, fruto de los condicionamientos de la sociedad4), o de culpabilización (sería en este contexto en el que debería comprenderse la extendida hipótesis de los años setenta y ochenta acerca de las actitudes de rechazo hacia el trabajo de las jóvenes generaciones y la exclusiva valoración de los componentes instrumentales de la actividad laboral, en los intentos de explicar los problemas de inserción frente a la actual situación de crisis del empleo).
En cada uno de estos procesos aparece el joven visto a veces como objeto de prácticas discriminantes del mercado de trabajo frente a determinados grupos del mercado; o por el contrario, en un proceso de culpabilización, mientras se enfatiza la inadecuación de la oferta a la demanda laboral prevalece una imagen de juventud en tanto sujeto (Serrano Pascual, 1996, op. cit.). Habría una circularidad en las argumentaciones acerca de los problemas juveniles, que acaban culpabilizando al joven (agente social) por ser joven (objeto social). Esta práctica que termina haciendo al objeto sujeto (responsabilización) o al sujeto objeto (victimización) tiene importantes consecuencias en la normalización de la juventud frente a una situación contradictoria, que reclama, al mismo tiempo, el abandono de la condición juvenil (juventud como tránsito o paso), mientras que los pone en situación de prolongar este estado transitorio).

¿USTEDES A QUÉ GENERACIÓN PERTENECEN?

Nosotros pertenecemos a la generación Z, ya que la Generación Z es un nombre utilizado para hacer referencia a las personas nacidas después de la Generación del Milenio. Aunque todavía no existe acuerdo general sobre las fechas límite de esta generación, algunos autores le dan origen entre 1994 y la década del 2010, concordando en que dicha generación comienza con el fin de la burbuja económica hasta el día de hoy.

CONCLUSIÓN

Podemos concluir que los jóvenes de la generación Z, son muy distintos a los de las generaciones anteriores, ya que ahora hay más ordenadores, dispositivos electrónicos y otras cosas que los mantienen distraídos y menos ocupados. Los jóvenes de ahora prefieren ingresar a las redes sociales, salir a fiestas, entre otras cosas, para no convivir con sus familias o hacer cosas productivas.